Querer más es natural. La pregunta clave no es qué quieres, sino si es posible, de quién depende y cómo lograrlo sin perder foco ni flujo de caja. Pedirle más a la vida sin un plan es deseo; convertirlo en resultados exige diagnóstico, métricas y ejecución disciplinada.
Antes de acelerar, revisa el tablero.¿Qué límites reales tienes hoy (capacidad, caja, talento, procesos)? ¿Qué evidencia muestra que el “más” es alcanzable (demanda, conversiones, márgenes)? Sin datos, querer más es una ilusión; con datos, es una ruta.
Querer más es saber que el futuro será mejor y que la vida florece
Control: acciones internas (productividad, precios, oferta, cobranza).
Influencia: aliados, proveedores, clientes, regulaciones. Maximiza lo que controlas y diseña planes específicos para lo que solo puedes influir (acuerdos, SLA, incentivos, contratos).
El “más” se logra accionando palancas concretas:
Ingresos: nuevos canales, ticket promedio, upsell/cross-sell.
Costos: variabilizar, renegociar insumos, eliminar desperdicios.
Caja: acelerar cobros, diferir pagos, rotación de inventario.
Elige 3 palancas y mídeles impacto semanal.

30 días: quick wins (precios, ofertas, cobranza activa, micro-automatizaciones).
60 días: mejoras de proceso (SOPs, KPIs diarios, capacitación).
90 días: apuestas de crecimiento (nuevos productos/canales, alianzas).
Cada hito con responsable, presupuesto, KPI y revisión quincenal.
Si no mejora un indicador, no cuenta. Define 5 métricas núcleo: ventas, margen, costo por adquisición, días de cartera, NPS. Cierra el ciclo: mide → aprende → ajusta → estandariza lo que funciona.
Conclusión
Querer más no es un deseo; es una decisión operativa. Es posible si el diagnóstico lo avala, si las palancas están claras y si el plan tiene dueños, fechas y métricas. Lo que depende de ti, ejecútalo con disciplina; lo que depende de otros, negocia con inteligencia. El resto es foco y consistencia