¿TE GUSTA LO PROHIBIDO?
A todos, en algún momento, hemos visto lo prohibido en otras personas. Y vemos que piensan que es algo “fácil”, “rápido”, que “nadie se va a dar cuenta”. Esa situación aparece en todas partes: en los negocios, en el trabajo, en la vida personal. Ver a otros avanzar sin mucha ética puede confundir: “¿Será que ese es el camino? ¿Será que yo también debería hacerlo?” Pero lo prohibido tiene un costo altísimo. Daña tu reputación, tu tranquilidad, tus relaciones y tu futuro. En Q·enta, creemos en construir una cultura donde cada persona avance por sus méritos, respete lo ajeno, se mantenga profesional y no se deje deslumbrar por logros que no son tan santos como parecen.
El camino corto seduce porque promete resultados sin esfuerzo. Pero detrás de cada “atajo” hay un precio: la pérdida de confianza. Puedes engañar una vez, dos veces… pero cuando la verdad sale —y siempre sale— lo que se destruye es más grande que cualquier beneficio rápido. La confianza, una vez dañada, es casi imposible de recuperar.
Vas a ver personas que brillan sin merecerlo, que suben sin ética, que consiguen cosas por la vía que no se cuenta. No te deslumbres. Ese brillo no dura. La gente realmente valiosa, las empresas serias y los líderes que construyen futuro buscan personas con principios, no buscadores de atajos. Tu mayor capital profesional no es un cargo: es tu reputación.
Tomar lo que no es tuyo, aprovecharte de información que no te corresponde, involucrarte en negocios donde no tienes derecho… todo eso puede parecer “movimiento”, pero en realidad es perder tu centro. El respeto comienza por uno mismo. No toques lo que no te pertenece, no uses lo que no es tuyo, no entres donde no debes. Tu integridad vale más que cualquier oportunidad dudosa.

Cuando una persona se involucra en temas que no le competen —comentarios, especulaciones, conflictos ajenos, decisiones internas de otros— empieza a perder energía, credibilidad y enfoque. Y lo peor: termina creando o alimentando chismes. Los chismes destruyen carreras, equipos y amistades. La forma más inteligente de actuar es simple: Si no te incumbe, no opines. Si no estuviste, no repitas. Si no sabes, no inventes.
Hay quienes piensan que los principios son “un lujo” o algo que se adapta según convenga. No es así. Los principios son un activo. Son los que hacen que alguien confíe en ti, que te recomienden, que te abran puertas, que te den oportunidades grandes. La ética no es un discurso: es un motor silencioso que te impulsa todos los días sin necesidad de exhibirlo. Quien actúa con rectitud construye un camino sólido, estable y duradero.
Conclusión
Lo prohibido puede parecer atractivo, pero siempre termina empobreciendo tu vida, tu mente y tu futuro. Lo correcto, en cambio, no solo te da tranquilidad, sino que te da un lugar en el mundo donde la gente te respeta, te busca y confía en ti. No busques el brillo fácil. Busca la fuerza de tus principios. Porque al final, lo que realmente te protege, te sostiene y te abre puertas no es lo “prohibido”, sino la forma correcta en que eliges vivir y trabajar.