Te levantas a las carreras. Ni tiempo de desayunar con calma. El trabajo te espera. Reuniones, entregas, clientes, cuentas por pagar. Luego el tráfico. Largas filas. Llegar a casa rendido. Dormir. Y al día siguiente, repetir. Los fines de semana se van entre algo de familia, un paseo corto, el mercado, lavar la ropa, jugar un rato al fútbol o ver una serie. Y así, sin darte cuenta, se va un mes. Luego un año. Luego una vida. ¿Y tú? ¿Dónde estás tú en todo eso? Este no es un mensaje para hacerte sentir culpable. Es una invitación sincera: ¿Cuándo vas a pensar en ti?
¿ Y CUAL ES TU BALANCE?
Tener mucho que hacer no significa estar avanzando. A veces el ruido del trabajo es tan fuerte, que ya no escuchas tu propia voz.
Corres, resuelves, trabajas, rindes. Pero no te detienes a mirar si todo eso te está llevando a donde quieres ir. ¿Hace cuánto no te sientas contigo mismo? ¿Hace cuánto no haces una pausa para revisar tus sueños, tus logros, tus miedos, tus deseos?
Hay personas que pasan años dándolo todo por los demás: su empresa, su familia, sus empleados. Y eso está bien. Pero ¿y tú?
¿Cuándo te das algo a ti? Postergas ese curso, ese viaje, ese descanso, ese proyecto personal. “Después lo hago… más adelante… ahora no puedo…”Y así se te van los años, esperando un después que nunca llega.
Así como en la contabilidad revisamos ingresos y egresos, tú también tienes un balance. ¿Estás acumulando satisfacciones o solo cansancio? ¿Tienes proyectos personales en marcha o solo apagas incendios? ¿Estás rodeado de relaciones que te suman… o te están drenando? Pensar en ti no es egoísmo. Es cuidar tu capital emocional, tu salud, tu visión de futuro.
En la contabilidad, un pasivo es una deuda. En la vida, también. Hay deudas emocionales: lo que no has sanado. Hay deudas de tiempo: lo que no te has permitido vivir. Hay cargas innecesarias: responsabilidades que asumiste y que ya no te corresponden. Pensar en ti es hacer limpieza. Cancelar lo que ya no necesitas cargar. Liberarte de lo que no te deja crecer.
HAS TUS CIERRES PERSONALES
Y lo hace fuerte. Con una enfermedad, con una crisis,con un vacío que llega de golpe. Porque el cuerpo y el alma también se cansan. Y si no les das espacio, lo toman a la fuerza.
No esperes a que te explote la vida. Haz una pausa. Una verdadera. No para dormir, sino para pensar.
Conclusión
No se trata de dejar todo botado. Se trata de incluirte a ti mismo en la ecuación. Porque tú también mereces atención, claridad, crecimiento. Tú también mereces estar bien.
Hoy es un buen día para empezar a pensar en ti. No para que lo hagas todo de golpe. Sino para que, al menos, empieces.